Debes creerme. Tengo que darte un consejo y tú debes seguirlo sin preguntar: debes dejar de leer esto y pasar directamente hasta el último párrafo. Hazlo sin leer cualquier otro párrafo, y hazlo ahora. Por favor… confía en mí.
Lo que ocurra ahora es completamente tu culpa. Fallaste la prueba y ahora estás en peligro. Yo no quería escribir esto, Ellos me hacen es escribirlo. Mis dedos están sobre el teclado, y tus ojos en estas palabras. Pase lo que pase, no mires hacia otro lado que no sean estas palabras. Continúa leyendo hasta que yo diga lo contrario. Y cuando te diga lo contrario, haz exactamente lo que diga. Porque si no lees esto exactamente como te estoy diciendo, morirás. Escucha cuidadosamente. Primero, debes saltarte el párrafo que le sigue a éste. Sin importar lo que hagas, nunca debes leer el párrafo continuo a éste. Debes ignorarlo completamente, evitando que tus ojos bajen hasta el párrafo que le sigue a éste. Prométemelo. Por el bien de los que te aprecian. Ésta es tu única oportunidad para redimirte por no haber confiado en mí hace un momento. Sáltate el párrafo continuo a éste, y haz lo que se te pida.
Si te saltaste el párrafo de arriba, lo has hecho bien. Pero tus problemas aún no han terminado. Por haber confiado en mí durante la segunda pregunta, te has dado a ti mismo una oportunidad para vivir. Esto es lo que necesitas saber: Ellos te están mirando. Ellos están escuchando tus pensamientos. Ellos están esperando que cometas un error. Debes extraer la sangre de alguien a quien tú ames. Una gota, eso es todo, y colócala en tu lengua. Eso es lo que Ellos quieren. Es lo que necesitan. Ellos están dentro de ti ahora, y están esperando. Si por alguna razón en el transcurso del siguiente día hasta que caigas dormido no ofreces la sangre de tu ser querido, nunca volverás a levantarte. Sigue esta advertencia. Y nunca, nunca regreses y leas el párrafo prohibido. Confía en mí.
Si seguiste mi advertencia del primer párrafo, bien hecho. Puedes dejar de leer ahora. Pero nunca, nunca te atrevas a regresar y leer los párrafos que te saltaste. Debes confiar en mí. Y por favor, deséame suerte. Estoy cansado. Tan cansado, no te imaginas cuánto…
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